EDITORIAL

“Una superpotencia gasífera de escala global”. “Con infraestructura y correctas garantías a inversores, exportamos a largo plazo”. “No hay riesgos, es un combustible puente, una causa nacional” decían. A la larga, el gas no era tanto, los precios subieron radicalmente, los cortes de luz se extendieron y las compañías nacionales entraron en crisis. Entonces el discurso señaló responsables. “La culpa es de quienes no dejan explotar”, dicen ahora y a quienes reclaman les niegan sus derechos. Sin embargo, hay otras afirmaciones que se mantienen: “no hay riesgos, es un combustible puente, ¡una causa nacional!” Si bien podrían ser afirmaciones respecto a Vaca Muerta, provienen del otro lado del globo. Cuatro años atrás, Australia estaba “destinada a convertirse en el mayor exportador global de GNL”. Incluso fue mencionado como “modelo” del frente Cambiemos en el Plan Productivo Nacional. Pero está inaugurando controles a la exportación por la falta de autoabastecimiento. Las razones son varias. Si bien con inversiones de más de US$ 200 mil millones triplicaron la extracción de gas, los volúmenes no alcanzaron lo esperado por los altos costos y proyecciones infladas. Al mismo tiempo, diversos estados pusieron freno al sector por razones socioambientales, mientras Shell, Chevron, ExxonMobil y compañías nacionales presionan para entrar en esos territorios. Lo cual es acompañado por el gobierno central, que lo justifica para que los precios internos frenen su meteórica subida. Por su parte, el Estado de Victoria prohibió el fracking y el gas en mantos de carbón. Los fósiles no convencionales a nivel global están atravesando desafíos complejos, especialmente el alicaído petróleo. A la ola de frenos, se sumaron nuevas medidas de prohibición al fracking en Francia e Irlanda en las últimas semanas. Es que a la par de mayor organización social frente a su expansión, los números no son favorables, al tiempo que las renovables están siendo competitivas en términos económicos. Si bien Vaca Muerta logra cierta viabilidad, lo hace mediante millonarias inyecciones de los bolsillos de quienes consumen y recrudeciendo el control sobre los territorios. De igual manera, si no discutimos quién consume y para qué, las importaciones seguirán: en 2016, casi un 10% del GNL exportado en barco por EE.UU. tuvo como destino la Argentina. El mercado no colabora con el desarrollo de Vaca Muerta, pero no podemos confiar en ello ni ahora ni mañana. Comentarios y sugerencias siempre bienvenidas. Hasta un nuevo envío.

ENGLISH

On this issue of EJES we report on the closure of a pipeline cleaning company that services the oil industry, due to contamination complaints filed by the Mapuche Confederation of Neuquen and the Mapuche community Newen Kurá. We also carry out an analysis of domestic oil and gas prices in the backdrop of the government’s incentives to non conventional gas extraction in Vaca Muerta. In terms of governance, when focusing on the Basin as a whole, the system of provincial resources is not observed, and regulations are dependent on multi-sector and cross-jurisdictional agreements. Based on the YPF-Chevron agreement, we focus on insurance coverage because we know that they tell us more about potential risks associated to the activity than Corporate Social Responsibility. Finally, while companies downplay the activity’s risks, we insist: flowback water from hydrocarbon extraction is a hazardous waste.

Dentro de las iniciativas de Cambiemos, sindicatos y empresas para fomentar la explotación de Vaca Muerta destacan tres: extensión y reformulación del acuerdo de precios de gas no convencional en boca de pozo; compromiso provincial de congelar presión impositiva a futuro; y, flexibilización del convenio colectivo de trabajo para yacimientos no convencionales. Todas de aplicación exclusiva en la Cuenca Neuquina, actúan como los “pilares” para bajar los costos de operadoras, actores clave para lograr viabilidad extractiva en adelante según Cambiemos.
En términos de gobernabilidad hay dos puntos sobresalientes. En primer lugar, las medidas apuntan a una mirada en términos geológicos, más que de jurisdicciones estatales. Siguiendo con lo que fue la reforma de la ley de Hidrocarburos de 2014, el cambio de lógica rompe en cierto sentido con la ‘provincialización’ del recurso. Un hecho que responde a las necesidades de trabajo integral a gran escala y de forma homogénea sobre la cuenca. Una regulación atomizada es mucho más costosa desde la perspectiva empresaria. Esta mirada de ‘ecología política’, complementada con una geopolítica de la infraestructura por fuera del pozo, persigue acelerar la extracción. Es decir, bajar los costos. Tal punto no encuentra correlato en medidas de cuidado, como la demorada política ambiental anunciada durante la reforma del 2014.
En segundo lugar, se arriba a “las normas” con acuerdos multisectoriales e interjurisdiccionales. Cambiemos busca entonces “superar” ciertos clivajes y roles -como lo público/privado o nacional/provincial- al coordinar la integración de sectores y consensuar entre sus intereses. Encontramos ejemplos también en la reciente firma del Acuerdo Federal Energético, documento que suscribieron la gran mayoría de las provincias y Nación; y en el flamante anuncio de licitar el tren de Bahía Blanca a Añelo mediante un sistema de participación público-privado, donde se llama a privados a invertir en un proyecto de infraestructura.
Los cambios de estrategia y adaptación son una constante del megaproyecto Vaca Muerta. En el proceso largo, cada movimiento responde a la correlación de fuerza que se plasma en los múltiples niveles. La fijación de reglas en el tiempo y espacio no escapa a esa dinámica.

Es Tuboscope Argentina, radicada desde hace más de 10 años en Rincón de los Sauces y perteneciente a la multinacional National Oilwell Varco (NOV). La planta está ubicada a 500 metros del río Colorado en territorio comunitario mapuche y se dedica a la limpieza de caños petroleros. Las denuncias fueron realizadas por la Confederación Mapuche de Neuquén y el Lof Newen Kurá, afectado por la contaminación.
Distintas acciones de protesta de la comunidad y la zonal Xawvnko de la Confederación motivaron la realización de una auditoría con la presencia del fiscal de Rincón de los Sauces, Fabián Flores. La clausura de la planta se debió a las malas prácticas ambientales. Uno de los puntos más cuestionados por la comunidad es que tras el lavado de tubos y caños los residuos quedan en el lugar. En la auditoría de Fiscal se constató que la planta no contaba con la Licencia Ambiental necesaria. Si bien la denuncia fue presentada en el mes de abril, Tuboscope fue clausurada a fines de junio. Las autoridades indígenas exigieron a YPF -que opera el área- un estudio de riesgo hídrico, pero la empresa aún no lo ha presentado.
La organización mapuche viene denunciando la contaminación petrolera en sus territorios. YPF responde que se trata de una extorsión que impide el normal desarrollo de Vaca Muerta. La Gendarmería ha intervenido en los últimos conflictos por fuera del marco legal y por orden del ejecutivo nacional. Mientras crece la tensión, la visible contaminación y clausura de las actividades de está empresa demuestra la veracidad del reclamo indígena.

El agua de retorno de la actividad hidrocarburífera, o flowback, es considerado un residuo peligroso. Por esta razón, en la provincia de Neuquén, la regulación que protege recursos hídricos, determina que el flowback debe ser alojado en tanques cerrados para su tratamiento, acondicionamiento y posterior rehúso, y que todo el proceso tiene que ser documentado.
La toxicidad de los productos utilizados para la hidrofractura no es una novedad. Existe un amplio repertorio de estudios científicos e informes oficiales. Se destacan los trabajos del laboratorio The Endrocrine Disruption Exchange (TEDX), incluido el “Análisis de los productos utilizados para la perforación”, donde se han publicado las bases de datos de productos químicos utilizados en la extracción de gas natural y los efectos sobre la salud. En septiembre de 2016, se dio a conocer otro estudio que retoma aquel informe del 2009: “El legado de la investigación transdisciplinaria de Theo Colborn en Fracking”. Por su parte, el toxicólogo André Picot elaboró una tabla de químicos utilizados y, en “Explotación de petróleo y gas de esquisto, Roca madre y riesgos”, concluye que “arena, ácido clorhídrico, diversos inhibidores de la corrosión y biocidas, se utilizan comúnmente en las industrias de petróleo y gas convencional. (...) se pueden agrupar treinta productos a ser considerados tóxicos para los humanos, incluyendo algunos carcinógenos y altamente tóxicos o tóxicos para la reproducción”. Incluso un informe de la Casa de Representantes del Comité de Energía y Comercio de Estados Unidos que afirma que “entre 2005 y 2009, las 14 principales empresas de fracturamiento hidráulico en los Estados Unidos utilizaron más de 2.500 productos para la fracturación hidráulica que contenían 750 compuestos. Más de 650 de estos productos contenían productos químicos conocidos o posibles carcinógenos humanos, regulados bajo la Ley de Agua Potable Segura, o enumerados como contaminantes peligrosos del aire”.
A pesar de todo esto, el discurso de YPF y el Instituto Argentino de Petróleo y Gas (IAPG) minimiza los riesgos. En el sitio web de YPF aún se puede leer la campaña “Shale mitos y verdades” del fracking. La misma asegura que en Argentina sólo se utilizan de 3 a 12 aditivos en muy bajas concentraciones y que estos químicos no son peligrosos, incluso de uso cotidiano en nuestras casas.
La impunidad sobre las falacias de los comunicados y la información falseada o tendenciosa pareciera que son válidas sin asumir ningún tipo de costo frente a una práctica que cada día tiene una menor aceptación y licencia socioambiental en muchas regiones del mundo.

Reviste importancia analizar la trayectoria pasada y futura de los precios internos del gas y petróleo debido al peso central que tienen en la oferta de energía de nuestro país.Tales recorridos responden a decisiones de política energética y explican, en gran medida, el comportamiento del sector.
Según los últimos datos disponibles, se observa una convergencia definitiva del precio del petróleo con respecto al precio internacional en torno a los U$D 50 por barril. Esto sucede después de que ambos precios hayan estado disociados.
Debido a la aplicación de derechos de exportación, entre el 2002 y el segundo semestre del 2014, el precio interno fue menor al internacional. Con el derrumbe de la cotización internacional comenzó un segundo período en el cual la relación se invierte y se acuerda un precio interno mayor al internacional. En tal contexto, el precio interno funcionó como precio sostén para apoyar la producción local. La diferencia de precios operó como una transferencia desde los consumidores de combustibles hacia los productores y encontró su punto más alto en febrero de 2016. A partir de ese mes, y por decisión del gobierno nacional, se adoptó la medida de dejar de subsidiar gradualmente la producción de petróleo. Esto finalmente ocurrió a principios de este año. El correlato que la convergencia tuvo en el nivel de actividad fue una profundización de la caída de la producción: en abril la baja fue del 13,3% interanual. El motivo de fondo por el cual se da esta convergencia es que el gobierno considera que el precio del petróleo debe ser determinado por el mercado internacional.



Distinta es la situación del gas. El gobierno considera que no es momento de dejar su precio liberado a lo que determine el mercado y continúa en la dirección de fijar un precio sostén o precio mínimo. Principalmente, se busca estimular la producción del gas extraído en Vaca Muerta para lo que se garantiza a los productores de las formaciones geológicas no convencionales de la Cuenca Neuquina un precio mínimo hasta el año 2021. En ese proceso se están fortaleciendo las empresas vinculadas a tal hidrocarburo, como es el caso de Metrogas.
El impacto de estas políticas es un crecimiento continuo de la producción de gas. Hacia abril del 2017, se registraba un aumento anual de 2,9%, traccionado principalmente por el gas no convencional. En este sentido, el actual director de YPF, Daniel Montamat, cree que se está comenzando a librar “la batalla del gas natural” y sostiene que se está yendo en camino hacia el autoabastecimiento energético. Así presenta a Vaca Muerta como el vehículo que le permitirá al país alcanzar tal objetivo. Actualmente se importa el 20% de la demanda de gas natural y, según proyecciones del Ministerio de Energía y Minería, se espera que hacia comienzos de la próxima década, debido a la explotación masiva de Vaca Muerta, se generen saldos exportables del hidrocarburo.
Vista la vocación del gobierno nacional y de las empresas de avanzar fuertemente en la explotación de los recursos no convencionales para aumentar la oferta de energía y generar divisas, se torna imperioso presentar alternativas de desarrollo energético que permitan lograr el autoabastecimiento sin provocar los pasivos socio-ambientales generados por el fracking.

¿Qué nos dicen los seguros que contratan las empresas hidrocarburíferas? Si bien las interpretaciones y fuentes pueden ser diversas, hay pistas entre los datos a los que se pudo acceder a través del contrato entre YPF-Chevron.
La póliza de Nación Seguros S.A. detalla una cobertura por el total de $1.701 millones. Esto representa seguros en concepto de “daños materiales y lucro cesante”, “transporte”, “explotación y producción, incluido el control de pozos y pérdida de producción”, “responsabilidad marítima, incluida responsabilidad de fletadores”, “responsabilidad no marítima” y “responsabilidad aeronáutica, incluido combustible de la aeronave”. Al mismo tiempo, en una nota se aclara: “Algunos tipos de incidentes, tales como la contaminación intencional y la contaminación gradual y progresiva, están excluidos de la cobertura de la póliza”.
Recientemente en el estado estadounidense de Oklahoma comenzó un debate respecto de la cobertura de seguros de las empresas petroleras que practican la hidrofractura en reservorios no convencionales. La Asociación Nacional de Comisionados de Seguros de Estados Unidos emitió un comunicado en el cual se resalta que “la gran cantidad de riesgos involucrados con la producción de gas de esquisto, vuelven muy importante que las compañías de perforación tengan la cobertura de seguro adecuada”. El documento aclara los límites: “las exclusiones ambientales y otras limitaciones impuestas a estas políticas significan que otros tipos de cobertura tendrán que estar vigentes para proteger completamente los reclamos ambientales y sísmicos”. En definitiva, las empresas están modificando sus coberturas para los riesgos en alza.
Al momento de firmarse el contrato con Chevron se menciona que “en la actualidad YPF se encuentra negociando los términos y condiciones para la renovación del Programa de seguros”. Aún no conocemos este nuevo acuerdo y la actual cobertura de seguros de YPF, pero muchas veces estos datos nos dicen más de los potenciales riesgos que los discursos de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).