Un análisis periódico de la coyuntura hidrocarburífera
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Dólares energéticos. ¿Para qué? ¿Para quién?
El 2024 cerró con el mayor superávit comercial para el sector energético en 18 años producto de un aumento de las exportaciones energéticas del 22% en conjunción con una reducción de las importaciones de combustibles y lubricantes del 49%.
De este modo, exceptuando el año 2020 en el que las medidas de contención de la pandemia redujeron la demanda interna, los intercambios comerciales de energía implican un ingreso neto positivo de dólares por primera vez desde 2011, poniendo fin, al menos momentáneamente, al largo ciclo de pérdida de autoabastecimiento energético.
Hay dos elementos que le otorgan robustez a este nuevo escenario. Nos referimos, por un lado, al incremento de las exportaciones de crudo, que pasaron de promediar 55.000 barriles diarios en la década 2011-2020, a 110.000 barriles en 2022, 135.000 en 2023 y 188.000 barriles diarios en 2024. Por otro, a la caída de las importaciones producto de la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner (renombrado Perito Moreno por el gobierno de Javier Milei).
Sin embargo, también hay otros factores que le otorgan un carácter coyuntural a este escenario y que ponen en duda que el sector energético se pueda transformar en un permanente proveedor neto de divisas para la economía.